23 de noviembre de 2017

El aula como comunidad de investigación solidaria

(Publicado en Escuela el 21 de noviembre de 2017)
Vamos a imaginar que queremos innovar en el aula. Y hacerlo en una materia cualquiera y en el tiempo lectivo ordinario. Empezaremos por repensar algunas cosas. Por ejemplo, nuestra relación con el currículo y nuestra manera de entender la organización del aula.

Sea como sea el currículo prescrito no podemos aceptar que todo lo demás quede proscrito. Por ejemplo, las controversias, los problemas cotidianos y los temas social y ambientalmente relevantes. En la vida el conocimiento suele estar entreverado con los valores y la información con los intereses. Sin embargo, los boletines oficiales y los libros de texto destilan lo conceptual para neutralizar lo axiológico. Y esa no es la mejor manera de educar para la vida. Ni de organizar los contenidos que pueden y deben ser tratados en el aula.

Así que imaginaremos que podemos seleccionar unos pocos temas para trabajar en nuestra clase. Todos ellos ética y socialmente relevantes y con una formulación que no dependa solo de las inercias normativas. Para elegirlos tendremos en cuenta que no resulten redundantes y que hagan razonable el periplo formativo de nuestros alumnos. Así que no presupondremos coherencia en el currículo prescrito, sino que la buscaremos en nuestras decisiones sobre el que llevaremos al aula.