27 de octubre de 2016

Rotación de horas en bachillerato

(Publicado en Escuela el 13 de octubre de 2016)

Uno de los cambios más significativos, y menos comentado, que ha introducido la LOMCE en el bachillerato ha sido el traslado de las matemáticas desde el espacio de las materias de modalidad al de las comunes, ahora llamadas troncales generales. Así, excepto en los bachilleratos de artes y humanidades, ya nadie podrá obtener el título de bachillerato (ni, por tanto, ir a la universidad o a la formación profesional de grado superior) sin haber cursado y aprobado las matemáticas de primero y segundo. Ese cambio tiene, además, consecuencias muy relevantes sobre el horario y sobre algo tan crucial en esa etapa como es la acción tutorial.

Salvo que ahora tienen más alumnos y más candidatos a suspenderlas, los profesores de matemáticas han notado poco los efectos de la LOMCE en el bachillerato. Antes de ella las matemáticas eran una materia de modalidad y tenían, por tanto, cuatro horas semanales. Ahora están entre las materias comunes, que suelen tener tres, pero siguen contando con cuatro horas a la semana. Aunque no suele señalarse, ese traslado es la causa de la eliminación de las materias comunes de Ciencias para el Mundo Contemporáneo en primero y de Historia de la Filosofía en segundo. Además, la presencia de las matemáticas en el espacio común ha comprometido la situación de la tutoría en los dos cursos  de bachillerato.

Algunas comunidades autónomas, más sensibles a la importancia de la hora de tutoría en el bachillerato, han decidido mantenerla en los dos cursos. Para hacerlo tenían dos opciones: asignar tres horas a la semana a las matemáticas igual que a las demás materias comunes (al menos en el primer curso donde, a diferencia de los de Filosofía, los contenidos de Matemáticas no entran en la prueba final del bachillerato) o darle cuatro horas haciendo que la carga horaria de cada curso del bachillerato sume 31 horas semanales. Obviamente, han optado por lo segundo ya que entre los mitos educativos a los que ningún político se atrevería a enfrentarse el de que haya más horas de matemáticas es casi tan poderoso como el de esa ilusión bilingüe que hace que a veces se enseñen en inglés.